domingo, 1 de julio de 2012

De Juan Pablo II a religiosas y religiosos


En íntima familiaridad con Cristo, la relación profunda de filiación con Dios Padre y la experiencia vivida de la inhabitación del Espíritu de amor constituyen la base sólida de toda vida sacerdotal y religiosa. Recogimiento y oración son los medios insustituibles para realizar esa unión con el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.

¿Cómo estáis contribuyendo a las tareas de la nueva evangelización con vuestro testimonio de seguimiento radical a Cristo en la práctica de los consejos evangélicos?

Se trata de hacer de la propia vida un don, una oblación a Dios. Vosotros estáis llamados a ser signos luminosos de las realidades del reino de Dios en su dimensión escatológica y testigos del espíritu radical de las bienaventuranzas: la pobreza de espíritu, la mansedumbre de corazón, las lágrimas del dolor y de la compasión, el hambre y sed de justicia, la misericordia y la pureza de corazón, el compromiso por la paz verdadera e incluso la persecución por el nombre de Cristo; debéis ser heraldos de los ideales proclamados por Jesús en el sermón de la montaña. Sed luz que ilumine, sal que no pierda su sabor. Debéis aparecer en vuestras acciones como personas que han optado por un irrevocable seguimiento de Cristo pobre, obediente y casto.

La vida consagrada se caracteriza por la comunión con Dios Amor, a quien queréis dar la primacía en toda opción. El Dios al que os habéis entregado como don libre y consciente, es el Dios de Jesucristo, el Dios del Amor, de la Revelación, Dios Trinidad. Él envuelve nuestra pequeñez en su misma dinámica de amor y de unidad.

Jesús ha de ser buscado y encontrado allí donde él nos espera: en la Eucaristía, en la Palabra, en los sacramentos, en la vida comunitaria. Dejémonos atraer por Cristo. Dejemos que él nos introduzca en su misterio insondable de comunión con el Padre y el Espíritu Santo. No tengáis miedo, el Señor está con vosotros, os precede y acompaña con la fidelidad de su amor.

Por Él, con Él y en Él, seréis ofrenda de alabanza y de santificación del mundo.
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