miércoles, 24 de diciembre de 2014

San Juan Pablo II: su último mensaje de Navidad

El 25 de diciembre de 2004, San Juan Pablo II dio el que sería su último mensaje urbi et orbi de Navidad

Christus natus est nobis, venite, adoremus! ¡Cristo ha nacido por nosotros, venid, a adorarlo!

Vamos hacia Ti, en este día solemne, dulce Niño de Belén, que al nacer has escondido tu divinidad para compartir nuestra frágil naturaleza humana.
Iluminados por la fe, Te reconocemos como verdadero Dios encarnado por amor nuestro. ¡Tú eres el único Redentor del hombre!

Ante el pesebre donde yace indefenso, que cesen tantas formas de creciente violencia, causa de indecibles sufrimientos; que se apaguen tantos focos de tensión, que corren el riesgo de degenerar en conflictos abiertos; que se consolide la voluntad de buscar soluciones pacíficas, respetuosas de las legítimas aspiraciones de los hombres y de los pueblos.

Niño de Belén, Profeta de paz, alienta las iniciativas de diálogo y de reconciliación, apoya los esfuerzos de paz que aunque tímidos, pero llenos de esperanza, se están haciendo actualmente por un presente y un futuro más sereno para tantos hermanos y hermanas nuestros en el mundo.
Pienso en África, en la tragedia de Dafur en Sudán, en Costa de Marfil y en la región de los Grandes Lagos. Con gran aprensión sigo los acontecimientos de Irak. Y ¿cómo no mirar con ansia compartida, pero también con inquebrantable confianza, a la tierra de la que Tú eres Hijo?

¡Por doquier se ve la necesidad de paz! Tú, que eres el Príncipe de la verdadera paz, ayúdanos a comprender que la única vía para construirla es huir horrorizados del mal y buscar siempre y con valentía el bien.
¡Hombres de buena voluntad de todos los pueblos de la tierra, venid con confianza al pesebre del Salvador!
“No quita los reinos humanos quien da el Reino de los cielos” (cf. himno litúrgico). Llegad para encontraros con Aquél que viene para enseñarnos el camino de la verdad, de la paz y del amor.  

San Juan Pablo II

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