domingo, 7 de mayo de 2017

Oración a Jesús, el Buen Pastor

Buen Pastor, enseña a los jóvenes aquí reunidos; enseña a los jóvenes de todo el mundo lo que significa «dar» su vida mediante la vocación y la misión. Como enviaste a los Apóstoles a predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra, lanza ahora tu desafío a la juventud de la Iglesia para que cumpla la gran misión de darte a conocer a cuantos aún no han oído hablar de Ti. Da a estos jóvenes la valentía y la generosidad de los grandes misioneros del pasado, de suerte que, a través del testimonio de su fe y su solidaridad con todos sus hermanos y hermanas necesitados, el mundo descubra la verdad, la bondad y la belleza de la vida que sólo Tú puedes dar.

Enseña a estos jóvenes a hacer buen uso de su libertad. Enséñales que la mayor libertad consiste en entregarse totalmente. Enséñales el significado de tus Palabras: «El que pierda su vida por Mí, la encontrará» (Mt 10, 39).

Por todo esto, Buen Pastor, te amamos. Los jóvenes aquí reunidos te aman porque aman la vida, el don del Creador. Aman su vida humana como el sendero por el que pasarán en medio de este mundo creado. Aman la vida como tarea y como vocación.

Y aman también la otra vida que el Padre eterno nos ha dado por medio de Ti: la vida de Dios en nosotros, el mayor regalo que nos has dado.

Tú eres el Buen Pastor. Y no hay ningún otro.

Has venido para que tengamos la vida, y la tengamos en abundancia. La vida, no sólo a nivel humano, sino también en la medida del Hijo, el Hijo en el que el Padre se complace eternamente.

Señor Jesucristo, te damos gracias por haber dicho: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10, 10).

Los jóvenes de esta Jornada mundial de la juventud te dan las gracias desde lo más profundo de su corazón.

San Juan Pablo II.
Vigilia de Oración con los jóvenes. Cherry Creek State Park de Denver. Sábado 14 agosto 1993.

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